sábado, 28 de marzo de 2009

De aquellas cosas que sólo nos damos cuenta que podemos ser cuando estamos con alguien...

Hace tiempo que no escribía por aquí... 

La vida de un ser humano es tan corta y a la vez tan intensa, lo que va de este semestre, he aprendido tantas cosas nuevas de mi, he confirmado algunas otras que ya sospechaba, pero además el tiempo pasa tan rápido, que lo que hice hoy en la mañana me parece que ya lleva unos días... Tal vez ese sea el resultado de estar más de 10 horas en la escuela, aunque la verdad es que de momento tuve que dejar dos de mis 10 materias que cursaba, las que llevaba de oyente, la razón es que simplemente no pude con la carga de trabajo, pero aún espero retomar las clases una vez pasadas las vacaciones de semana santa, esa es la ventaja de las materías que uno lleva de oyente, sabe que el faltar no le afecta, sólo está allí por el puro afán de aprender, no de pasar, aunque en realidad a mi sí me interesa pasar...

Haciendo un resumen de mi vida en los últimos meses, solo puedo decir que he itinerado entre la frustración y el ánimo, de pronto siento que no termino la carrera en este semestre, las materias que llevo no son tan sencillas, la carga de tarea es a veces demasiada, y por si fuera poco, el hecho de llevar materias resagadas hace que la temporada de exámenes se sobrecargue, pero de pronto algo sale bien, la crisis por tareas y exámenes pasa y de nuevo llega esa sensación de confianza, al final de cuentas no voy tan mal, puedo acabar, solo es cuestión de aplicarme, pero es algo que aún no logro descubrir como hacer...

Y es en este punto donde toco el título de esta entrada, en la próxima semana santa, estaré cumpliendo 10 meses con mi niña de los ojos alegres, y aunque es algo que de verdad me sorprende, no es algo que me emocione tanto. Espero no dar a entender malos entendidos, sólo que cuando me pongo a pensar en todo lo nuevo que he hecho desde que ando con ella, no resultan cosas tan espléndidas como yo esperaba...
Dentro de los 10 meses que casi han pasado desde que tengo novia, puedo resaltar dos salidas, la primera fue a Chapuluacan, en Hidalgo, cuando me pongo a pensar en ello, la única razón por la que realmente fui fue por estar con ella, o al menos ese fue mi pretexto pues de alguna manera siempre he tenido cierta alma de explorador aventurero, uno de mis planes más alocados es viajar por el mundo por un periodo de 2 a 5 años, con una mochila al hombro, dentro, dos cambios de ropa, uno de ellos ropa de vestir bien para cuando llegue la oportunidad de ir a un lugar elegante; mi laptop, un deck de magic, una sombrilla, una chamarra y una toalla. El viaje dura tanto tiempo porque la idea es ir sin recursos, llegar a un pueblo o una ciudad nueva, conseguir un trabajo, juntar dinero durante un mes para poder preparar la partida hacia el siguiente destino. Las reglas son: no durar más de 3 meses en un solo lugar, antes de vender, empeñar, así puedo intentar recuperar mis cosas, sacar muchas fotos, y llevar un diario, una bitácora del viaje, tal vez no contando las desgracias, pero sí las reflexiones al respecto de los estilos de vida en cada lugar. Finalmente terminaría mi viaje en Japón donde me quedaría un periodo de 3 a 5 años...
Pero de momento, eso es sólo un sueño guajiro, la realidad es que quiero terminar la carrera antes que cualquier otra cosa, y realizar un viaje de ese estilo significa renunciar a todo lo que tengo en este momento: novia, amigos, familia, etc. Aunque sé que es algo que podré hacer, aún no me siento preparado. Además, con el tiempo y los acontecimiento he ido encontrando nuevos obstáculos para no lograr ese sueño, uno de ellos es mi relación actual. No sé, a veces no me siento tan a gusto como quisiera, y es por esa sensación de sentirme estancado, no siento que avanzo, no siento que aprendo cosas nuevas, y sin embargo, ella dice estar tan bien conmigo, y yo sólo me pregunto ¿pero por qué?
Yo no siento que haga cosas relevantes, sólo hago lo que creo conveniente, lo que me agrada, lo que me gusta hacer, las cosas que he sacrificado, son realmente banales, a excepción tal vez por mi tiempo conmigo mismo, que entre la familia, la escuela, los amigos y mi novia, ha quedado muy reducido a apenas unas horas los fines de semana, y no precisamente todos; en fin, eventos recientes me hicieron darme cuenta de lo que no me gusta de mi relación, y es la dependencia que se ha generado, tal vez no tanto de mi hacia ella, pero la forma y la frecuencia con la que me dice algunas cosas, me hacen ver lo dependiente que se ha vuelto de mi, y no me agrada...
Si me pongo a pensar en lo que me llamó la atención de ella cuando decidí pedirle que fuera mi novia, encuentro que efectivamente, lo que más me intrigó en ese momento es que ella había tomado una decisión bastante complicada para mucha gente, la de salir del techo de sus padres para comenzar a ser un poco más independiente de ellos. Ella había tomado esa decisión varios atrás y la forma en la que se aferró a esa idea fue lo que me encantó, de alguna forma reflejaba su interés por su libertad. Pero algo que no consideré al momento de plantearme la situación sucedió, al comenzar a andar con ella antes de que se mudara, la idea era mantener el mismo plan, venirse a vivir a un departamento en el que pagaría una renta, y se haría cargo nada más de ella misma, pero no fue así, de alguna manera su mudanza no fue un acto de independencia, sino una tranferencia de poder, al intentar ser afín a su realidad, la de dejar el lecho de sus padres para hacerce cargo de ella misma, comencé a facilitarle ciertas cosas, desde la comida del diario hasta el reloj que la despertaría todas las mañanas. Poco a poco eso fue generando una dependencia que hasta este momento no he podido cortar, a pesar de platicar con ella, a pesar de comentarle todas esas perspectivas mías, y el problema más grande es que me duele cuando me reclama que no hago cosas por ella, a pesar de que sé que no es cierto, cada vez que me dice algo así, una parte de mi se siente muy herida, como de verdad lo que hago no fuera suficiente...

En la vida, el estar con una persona nos vuelve de diferentes formas, a algunas les da el extra empujón que necesitan para tomar algunas de sus deciciones, otras reciben esa confianza que los hace dar cuenta de lo que son capaces de hacer con sólo esmerarse un poquito, pero para algunos, se vuelve un refugio, una forma de mantener la comodidad de no tener que pensar para uno mismo...  He analizado noche tras noche, en cada momento que mi mente tiene tiempo de pensar, y conozco cual es mi situación actual, y sé cual es la persona que ella se ha vuelto desde que está conmigo, he intentado romper esa dependencia de varias formas, pero al final temo que tendré que aplicar la solución extrema, aquella que, sin importar como lo planteé, no dejará de mostrarme como una persona egoísta y sin escrúpulos, lo siento amor, pero creo que ya no puedo...

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