Mi razón, mi porqué...

¿Por qué lo hago? 

E s la pregunta que surge en mi cabeza cuando me pongo a pensar sobre los acontecimientos del fin de semana.
Una vez más, la casa en cuernavaca de uno de mis tíos fue el lugar donde amigos de distintos lugares y épocas de mi vida se reunieron, pero esta vez no fue por mi, fue por el cumpleaños de mi niña de los ojos alegres, una idea que salió de platicar con los cuates sobre el éxito de la celebración de mi 24° cumpleaños, celebración que planeé con un año de anticipación, todo para que la gente que me importaba que me importaba estuviera allí, pero la de mi niña de los ojos alegres fue un poco más improvisada, y más complicada pues no es lo mismo pedir un favor para mí que uno para alguien más...

¿Por qué lo hago?

La pregunta vuelve a resonar en mi cabeza, hace un mes estaba dispuesto a terminar con ella, claro, a lo mejor la situación en el momento fue la que me orilló a querer eso, el final del año siempre trae cierta nostalgia y el año nuevo promete nuevas oportunidades, un cambio de vida, pero implica arriesgarse a ciertas cosas, en fin...

¿Por qué lo hago?

Tal parece que mi conciencia no me dejará en paz hasta que no le de una respuesta a esa pregunta, y es que me tocó vivir la fiesta como tal vez nunca me había sucedido, siendo el apoyo principal. En mi cumpleaños, organicé todo, compré comida, bebida y todo lo necesario para realizar mi evento, sin embargo, fue mi papá quien estuvo al tanto de los detalles, como preparar el asador para la comida, revisar que no faltaran provisiones, y cosas así que uno nunca nota. Entonces fue a mi a quien le tocó estar a cargo de esos detalles, por eso fue molesto cuando en el momento que al fin había hallado para relajarme un poco, lo me seguían pidiendo que preparara las bebidas, en otras ocasiones no me habría molestado tanto, pero esta vez ya estaba cansado de hacer todo lo demás...

¿Por qué lo hago?

Ignoraré la pregunta por este momento, pero sé que la debo responder, de lo contrario no podré dormir esta noche, pero pienso que mientras escribo puedo darme cuenta de las cosas que siento, acomodar las ideas y después interpretarlas de verdad. Al final hubo detalles en la fiesta, como cuando se acabaron los limones, o el hecho de que el pastel fuera cortado antes de las mañanitas, pero a pesar de ello continué con la celebración como se me venía ocurriendo, y aún con el pastel a medias, le cantamos las mañanitas, la cara de felicidad en ese momento valió más que todo el oro del mundo para mi, al final fueron las personas que quería que fueran, aunque tal vez hubo un par de excepciones, sin embargo, creo que para ser la primera vez que el festejo era sólo para ella, y no para todos los de su familia que cumplen años por las mismas fechas, salió muy bien...

¿Por qué lo hago? No sé, tal vez así soy, tal vez en la escuela no lo demuestre tanto, pero me gusta entregarme a lo que hago, siempre he adorado a las mujeres, y ahora que por fin tengo a una que me pone atención solo a mí, quiero hacerla tan feliz como me sea posible; tal vez sea para calmar la culpa que me  provocan esas ocasiones en las que dudo en seguir con ella porque no la he podido incluir en el futuro en el que me he visualizado, o porque hace algo que me demuestra una forma de ser de ella que no quiero en la persona que esté conmigo, pero me rehúso a cambiar por no querer obligarla; tal vez no haya razón alguna por la cual lo haga, o tal vez, puede que simplemente, la ame...