martes, 14 de diciembre de 2010

Confesiones de fin de año...

Odio la escuela...

Sí, lo dije, después de tantos años, ya me tiene harto, en el momento que estoy escribiendo esta entrada, parece que sólo me falta  sólo una materia para terminar la carrera, y quisiera dejarlo todo y mandarlo por un tubo... pero no lo haré. Se lo debo a mis padres, a mi familia, y a todos aquellos que de alguna forma me han acompañado durante todo el tiempo que llevo en la carrera... pero odio la escuela

Dicho esto, creo que puedo hablar de otras cosas menos intensas.  El fin de año está a la vuelta de la esquina, un año donde pude romper algunas rutinas que ya tenía arraigadas, y donde le pude poner más variedad a mi vida además de la escuela.

Comenzando el año se me presentó la oportunidad de trabajar de medio tiempo, no era en el medio que esperaba, pero haria cosas relacionadas con lo que estudié en la carrera, y además me daría tiempo de continuar estudiando. Y en la parte de las confesiones, debo admitir que al principio era algo escéptico en cuanto el durar allí más del año, pero para mi grata sorpresa, le he tomado mucho gusto, y tengo grandes espectativas para el año que entra.

Y mientras que mi vida estubo repartida entre el trabajo y la escuela, al final finalizar el semestre a mediados de año, por fín había pasado la materia que ha sido la principal responsable de mi resago académico. Dentro de las confesiones, tengo que admitir que por primera vez me apliqué la técnica de suplicarle al profesor por una ayuda.

En julio comencé a vivir solo de nuevo, no internaré mucho en el tema, pero tengo que confesar que la vida se tornó un poco más sencilla despues de eso.

La segunda mitad del año comenzó intensa en el trabajo, y mientras más me iba adapatando a las actividades que me tocaba desempeñar, más gusto le empecé a encontrar a todo.

Me negué a celebrar fiestas patrias, e incluso hoy en día me enoja el escuchar las palabras centenario y bicentenario.

Ahora tengo que confesar que hasta este momento, se me había olvidado leer las entradas que escribí en el año, algo que normalmente me gusta hacer al final del año, ya saben, por eso de las "reflexiones". En promedio escribí solamente una entrada por día, en mayo de plano no me llegó inspiración, y septiembre fue mi més con mayor entusiasmo a la hora de leer. Leyendo sobre lo que viví este año, confirmo que efectivamente no fué sino hasta septiembre que comencé a sertirle el gusto a mi trabajo, la primera mitad del año me senía estancado en varios aspectos de mi vida, y el amor, aunque no es algo que viva en este momento, es un tema recurrente en mis entradas, aunque más que la existencia de éste, es la aucencia.

Otras confesiones que debo hacer es que este años apenas leí, si a caso dos libros, el infgreso extra por el trabajo se me nota, en la pansa y en los accesorios que me compro, perdí dos celulares, y ahora quiero una tableta.

Este fin de año ha estado muy intenso, he tenido mis fines de semana muy ocupados, el pasado sábado estuve con cuatro lindas chicas, mis amigas, pasaron aquí la noche y, como era de esperarse, no pude evitar preguntarme ¿que es lo que me falta para querer algo más?

Debo confesar que quisiera tener a alguien especial, algo así como una novia, con quien pudiera salir esos fines de semana que me quedo sin hacer nada...

Pero bueno, este año se terminó, y seguramente no escribiré nada más por lo que queda de él, así que, mis queridos lectores, les deseo un excelente cierre de año y les mando un abrazo.

Gracias por estar conmigo

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