viernes, 22 de abril de 2011

Desengaño...

Cuando la conoció, jamás imaginó que se enamoraría de ella...



Llevaba un par de meses trabajando cuando su jefe, al igual que a todos sus demás compañeros, lo invitó a la celebración de su cuarentavo cumpleaños. La niña de los ojos alegres aún vivía con él, la vida entre ellos dos era complicada, pero a el se le hizo natural invitarla ese día.
Todos los que estaban ese día, se quedaron con la impresión de que aún era pareja, porque después de todo ¿quien lleva a una exnovia a na reunión con compañeros de trabajo?
Al final eso no importó, ella ya no estaría allí en algunos meses.
La reunión, como era de esperarse, resultó en la típica tertulia donde al final uno siempre se termina guardando algunos comentarios con tal de no quedar mal con el jefe, u ofender a alguien del trabajo. A él le llamó la atención una persona en particular, una chica de tez blanca, ojos grandes, labios pequeños y mirada deslumbrante. "De haber sabido hubiera venido solo" pensó, pues la experiencias en ese tipo de reuniones le habían mostrado que ese tipo de reuniones eran frecuentadas normalmente por gente mayor que el, y con temas de interés totalmente a los suyos, así que probablemente el haber sido sin acompañante no hubiera implicado ninguna diferencia...

Después de eso pasaron varios meses y la memoria de aquella chica quedó en un efímero pensamiento. Un día, en un evento relacionado con el trabajo, la encontró y, como suele sucederle, ella lo reconoció inmediatamente, él, no podía si quiera recordar su nombre. Ese día comprendió que estaría sabiendo de ella con mayor frecuencia así que de inmediatamente se aprendió su nombre, pero un nombre tan singular y con una cara tan hermosa habría sido imposible de olvidar desde el principio, así que cuando escucho su nombre, supo que jamás lo volvería a olvidar, Cenicienta...

Pasaron un par de meses más y la casualidad o el destino los llevo a convivir de manera más frecuenta los fines de semana en un taller relacionado con el trabajo, y de pronto parecía que se conocían de hace años pues ella llegaba con un enorme abrazo el cual él sólo sabía responder de la misma forma.
Comenzó a conocer a Cenicienta como una chica extrovertida que se callaba pocas cosas, que se exaltaba en temas que le apasionaban y dulce, si ella se lo proponía.

Aún así, jamás la vio mas allá de la amistad laboral...

El tiempo siguió pasando, entre los compañeros que se integraban se comenzó a popularizar el nombre de Cenicienta, pues no sólo era una persona expresiva, era también aguerrida, capaz y dirigente, lo cual causaba mucha admiración,

Pero aún así, jamás la vio con otros ojos...

Un día, lanzó una invitación abierta, pasaron los días y nadie respondió, así que tomó la iniciativa de invitar personalmente a alguien, y un mes después la Cenicienta le preguntó a cerca de su respuesta a la invitación que por causas y azares del destino, él nunca se enteró. Entonces, todo cambió.

Un día, de casualidad, la invitó a salir, y ella accedió. Se fueron al cine, luego al té, platicaron, caminaron, compartieron, convivieron y se convenció, de que tal vez, allí, podría enamorarse.

Quizás el primer error fue contarle a alguien.

Siempre le pasa lo mismo, en un mundo donde todo mundo cree que sabe, los consejos amorosos llegan por todos lados sugiriendo cosas que en personas normales quizás funcionarían, pero Cenicienta no era una persona normal, y eso era una de las cosas que le gustaba de ella. Y conforme más les cuenta, más insisten en que debería tomar la iniciativa de manera más directa, pero más le dice la conciencia que hay algo que no cuadra.

La segunda salida ocurrió mucho más deprisa de lo ocurrido, con iniciativa de ella, lo cual le hizo pensar que tal vez, ella estaría interesada. Y mientras la fiesta ocurría, y las bebidas animaban el ambiente, comenzó a saber más de ella, y entre más se enteraba de la forma de ser de ella, más gusto le tomaba y más se convencía de que, tal vez, allí. podría enamorarse... Pero entonces pasó que le conoció uno de sus impulsos, y se quedó sólo, olvidado y confundido...

La ventaja de no ilusionarse de cosas en la vida, es que evitas salir decepcionado...

Con la mente serena y corazón cerrado, y se convenció a si mismo de que, tal vez, no era el momento adecuado para enamorarse de alguien. Entonces el tiempo se contrajo, ella lo volvió a invitar, y él la volvió a ver, conoció más de ella, y entonces comenzó a creer...

La dura experiencia también le ha mostrado que una mujer que dice no querer nada más de los hombres, no deja de ser susceptible de enamoramiento, así que decidió no darse por vencido hasta que supiera la verdad...

Así pues, se animó a invitarla a salir, con sus amigos, quería que ella también lo conociera como es en su hábitat natural, y pensó que tal vez, sería buena oportunidad para preguntar:

¿Existe el interés de trascender esta amistad en algo más, o es mejor recurrir al desengaño?

Pero la velada no salió tan bien como esperaba, la pregunta aún se mantiene sin respuesta y lo peor... él ya está enamorado.

2 comentarios:

oscar dijo...

Nunca les gusta mi comentario, siempre me dicen que no es cierto y me dan el avion, pero como hombre y como amigo una vez mas te lo digo, los hombres y las mujeres no pueden ser amigos....
Saludos

Josué dijo...

Yo nunca he dicho que no es cierto, creo que no podría ser más realista y por tanto jamás me ha molestado ese comentario. Lo que no creo es que sea argumento suficiente para dejar de intentar llegar a esa armonía utópica de la amistad entre un hombre y una mujer pues, al menos durante el tiempo que dura, considero que es una de las mejores experiencias que se pueden vivir.
Saludos de vuelta

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