martes, 4 de marzo de 2008

Cuento improvisado

Hoy tuve una experiencia nueva en mi taller de creación literaria. El profesor nos pidió que llevaramos un peluche de cualquier tipo (yo olvidé el mío ^^U), se repartieron entre todos los asistentes, luego nos pidió hacer un dibujo de algun lugar. La idea era crear una historia a partir del mono que nos tocó y el lugar dibujado, pero lo difícil en realidad no fue eso, cinco minutos después había que pasar el muñeco para recibir uno nuevo, y ese nuevo peluche había que ingresarlo en la historia de alguna manera. Fue un ejercicio muy bueno, la verdad es que si hubo algunos compañeros que sorpendieron con sus historias tan bien creadas en tan poco tiempo. La mía quedó de esta manera: 

Despertó cuando sintió los fuertes rayos del sol pegándole en la cara. Se sentía mareado, confundido, le tomó un momento despertar por completo y darse cuenta donde se encontraba.
Las dos palmeras a su espalda le habían brindado sombra contra el sol toda la mañana, pero ahora éste estaba exactamente encima, no había sobra alguna. "Ha de ser medio día", pensó.
Se levantó, miró a su alrededor, nada, sólo un vasto del océano que se terminaba en el horizonte, ni una sola nuba, ni una sola alma a la vista. Pero no estaba estaba sorprendido, eso era lo extraño. Se acercó a la orilla de la isla para refrescarse la cara. Cuando vio su reflejo en el agua, descubrió que era un perico: cabeza roja, ojos amarillos, alas verdes; una rara combinación. Pero aún no le resultaba extraño.
Levaba un rato viendo su imagen en el agua y de pronto distinguió una silueta en el fondo. Parecía una persona, tenía un traje colorido y una blusa con flores. Metió su pequeño pico al agua para tratar de alcanzar la extraña figura que yacía en el fondo y logró coger una trenza. Con cuidado fue tirando de la trenza hasta sacar por compreto la figura del agua, era una muñeca de trapo. Estaba totalmente empapada, el agua que había absorvido la había hecho pesada, y parecía estar sujetada a algo que abrazaba con mucha fuerza, como protegiéndolo.
El entonces perico, se acercó para ver que era lo que abrazaba, y descubrió un pequeño ratoncito de peluche sujerado tan fuertemente, que no podía despegarlo de la muñeca de trapo. Se quedó admirando un largo rato cómo la muñeca se aferraba al ratoncito de peluche, sin vida, inanimada, trataba de imaginar un porqué, pero no podía, sólo disfrutaba de la vista.
Entonces, una cabeza salió del agua. Poco a poco iba ascendiendo el largo cuello de lo que parecía ser una jirafa.  Vio al perico y a la muñeca tirada a su lado,"¡Ah!, ¡Alli estás!". El alargado cuello de la jirafa se extendió hasta tomar a la muñeca y se sumergió de nuevo en el mar.
El perico solamente vio como la silueta de la jirafa se perdía en el fondo del oceano, sin pensar, admirando...


Hay que considerar que el cuento fue escrito bajo presión, y el final se ve muy cortado porque así nos dijeron que acabaramos, pero creo que no quedó tan mal, al menos a mi sí me gustó.

Saludos a todos











No hay comentarios:

Mi año de vacas flacas

  El 2023 comenzó con una noticia que se venía vaticinando desde meses antes, cuando la Delfina Gómez dejó la Secretaría de Educación Públic...